JUAN GELMAN:
Sí, son pasadas las 6.30, pero soy yo quien quiere agradecer
la oportunidad de ponerme en contacto con una vasta audiencia del pueblo
uruguayo.
EC - El secuestro de su único hijo y el de su nuera embarazada;
el asesinato de su hijo, la desaparición de su nuera y de su nieto
recién nacido, fueron hechos ocurridos a fines de 1976, hace 23
años. ¿Por qué usted y su esposa deciden solicitar
una audiencia con el presidente Sanguinetti ahora, a mediados del 99?
JG - A partir de cierto momento resolvimos que el mejor modo de dar
con el bebé, con el entonces bebé, era seguir el destino
de María Claudia. Partimos de una oscuridad absoluta, hasta que
distintos testimonios -que culminaron a principios de este año-
nos dieron la certeza de lo que afirmo en esa carta.
Solicité la ayuda del gobierno uruguayo, porque me pareció
que el jefe de la nación, a quien están subordinadas las
fuerzas armadas, es en el Uruguay quien más calificado está
para determinar esto que a nosotros nos preocupa.
EC - Hay que entender entonces que, en esa investigación que
usted y su esposa desarrollaron por su propia cuenta, han obtenido información
nueva en forma relativamente reciente.
JG - Sí: hemos obtenido toda la información que expuse
en la minuta que el doctor Bluth nos pidió, y que presentó
al presidente Sanguinetti, en estos últimos dos años.
EC - ¿De qué manera desarrollaron esa indagatoria?
JG - Preguntando, leyendo libros, leyendo otras investigaciones,
y preguntando a testigos o personas cercanas a los hechos.
EC - ¿Usted pudo verificar que su nuera efectivamente dio
a luz en el Hospital Militar de Montevideo?
JG - Hay testimonios en ese sentido.
EC - ¿Quedó algún registro de ese nacimiento?
"Los familiares conocen una parte de la
verdad, que es la desaparición de sus seres queridos. La otra parte
la conocen los protagonistas de esa época. Conservar el monopolio
sobre ese sabe es prolongar la tortura" |
JG - Eso no sabría decirlo: no tengo acceso a los registros
del Hospital Militar. Es interesante su pregunta, porque tal vez, si se
me permitiera ese acceso, sería más fácil encontrar
el destino de mi nieta o nieto.
EC - Y con respecto a lo que ocurrió con su nuera en el local
del Side, en especial el episodio que usted relata en la carta, la salida
de ese lugar a fines de diciembre de 1976, acompañada de su nieto,
con rumbo desconocido, ¿de qué manera obtuvo estos datos?
JG - También hay un testimonio al respecto. Que no es nuevo,
por otra parte: es del año 1985.
EC - Claro: del regreso a la democracia en el Uruguay.
JG - Exactamente.
DR - Usted publicó, en abril de 1999, una carta abierta al
general Martín Balza, en la que acusaba al entonces comandante del
II Cuerpo del Ejército, general Eduardo Cabanillas, por el robo
de este bebé, su nieto o nieta. Después Cabanillas fue pasado
a retiro, según Clarín a causa de sus denuncias. ¿Cómo
llegó a esta certeza de identificar a esa persona como el responsable
del robo del bebé?
"Hay madres y padres que no han cambiado
de lugar un solo mueble, ni un solo objeto, nada de la ropa, de la habitación
de sus hijos, porque siguen esperando" |
JG - En primer lugar, quiero señalar que lo califiqué
de responsable mediato del robo del bebé, así como de la
desaparición de mi nuera y de mi hijo. En (el centro clandestino
de reclusión) Orletti existía una cadena de mandos militar
que dependía de la Secretaría de Información del Estado,
la Side, y a sus órdenes estaba un grupo que no puedo menos que
calificar de banda, dirigida por un tal Aníbal Gordon, que aparte
de secuestrar gente, matarla, etcétera, se dedicaba a los secuestros
extorsivos. Este señor Aníbal Gordon, efectivamente, tuvo
más de un proceso y terminó preso por esas razones ya en
democracia.
Pero antes Cotelo me preguntaba cómo realizamos esta investigación.
Debo decir, porque hace al caso, que si bien lo hicimos al margen de cualquier
tipo de institución u organismo, contamos con la ayuda desinteresada
y a veces espontánea de gente que conocemos y de gente que ni siquiera
conocemos. Nos enteramos de cómo era la cadena de mandos en Orletti
porque una persona, a la que no conocemos, nos hizo llegar un sumario militar
que se inició en 1977, justamente a raíz de un secuestro
extorsivo que llevó a cabo Gordon y su banda.
Esto se realizó en la provincia de Córdoba, hubo una
investigación que inició el propio Ejército, debido
a la denuncia de la hoy viuda del entonces secuestrado, quien tenía
buenas relaciones con el general Camps. Es decir que ahí hubo una
especie de movimiento interior por el cual se logró que todo esto
se diera a luz. O relativamente a luz, porque el sumario militar, luego,
era secreto. En ese sumario, por las declaraciones del propio entonces
capitán Cabanillas, surge que él era el segundo jefe de Orletti.
Eso surgió de sus propias declaraciones, y de declaraciones de otros
jefes militares que actuaron en la Side en aquel entonces, como el teniente
coronel Nieto Moreno y de agentes civiles de la Side como el señor
Rufo.
EC - Esta responsabilidad que usted adjudica al general Eduardo Cabanillas,
entre otros, es a propósito del secuestro de su nuera en Buenos
Aires, no de lo que pasó después de que fue sacada del local
del SID aquí, en Montevideo.
JG - Efectivamente, porque ahí este hombre ya no tenía
jurisdicción.
EC - Y no tiene más datos de lo que pasó después
de aquel día de diciembre del 76, en el que su nuera y su bebé
fueron sacados del local de Bulevar Artigas y Palmar.
JG - No los tengo, y justamente por eso recurrí al presidente
Sanguinetti, ya que él dispone de todos los medios necesarios como
para hacer una rápida investigación acerca de lo que ocurrió
después. Como en mi carta digo, el entonces teniente coronel Rodríguez
Buratti y el ex capitán José Arab deben saber perfectamente
adónde llevaron a mi nuera y a su bebé.
EC - La reunión que usted tuvo con el secretario de la Presidencia,
doctor Elías Bluth, fue para usted medianamente auspiciosa.
JG - Yo supongo que sí... Como el doctor Bluth se comprometió
a entregar una minuta al presidente, que nos pidió que redactáramos,
y luego me llamó por teléfono para informarme de la reacción
sensibilizada del doctor Sanguinetti al conocer el caso, supongo que sí.
Supongo que sí.
De todos modos, pedimos la entrevista por razones perfectamente humanas.
Supongo que todo aquel a quien le han desaparecido una nieta o nieto lo
quiere encontrar.
EC - ¿De qué manera, durante la conversación
que tuvo con el doctor Bluth, estuvo en juego el artículo 4º
de la "Ley de Caducidad"?
JG - El doctor Bluth mencionó la existencia de la "Ley de
Caducidad", y también dijo lo que reseño en mi carta: que
tanto él como el presidente habían decidido instalar un escudo
contra toda revisión del pasado, dijo también que comprendía
el caso porque era un europeo que había padecido la persecución
nazi, que tanto él como el presidente habían participado
de la resistencia contra la dictadura uruguaya, y que en eso se habían
jugado el pellejo más de una vez, aunque hubieran desechado la resistencia
de tipo armado. Añadió que, de todos modos, el caso escapaba
a las normas de ese "escudo".
Y reitero que a lo único a que se comprometía era a
hablar con el presidente, para ver si él encontraba un camino. En
esencia, esto fue lo que nos dijo; nos pidió un resumen escrito,
dio la orden a una secretaria para que recibiera el sobre -marcado "Personal
y confidencial"- y nos pidió reserva sobre el caso. También,
como al parecer una de sus funciones fue estar en relación con militares
de esa época, nos habló largamente acerca de las categorías
que ellos mismos establecían entre sí: quiénes habían
torturado "lo necesario", quiénes no... en fin: otras categorías.
EC - ¿Hay que entender que desde la Presidencia se iba a intentar
averiguar al amparo de lo que el artículo 4º de la "Ley de
Caducidad" habilitó en su momento, que era indagar el paradero de
menores desaparecidos?
Mi nieto desaparecido "tiene derecho a
su historia, como mi hijo tiene derecho a la suya, y como yo tengo derecho
a la mía" |
JG - Pienso que tal vez el doctor Bluth puede responderla mejor esa
pregunta. Nosotros no planteamos esto en el terreno jurídico sino
en el terreno simplemente humano.
Cuando el doctor Bluth me llama el 3 de junio y me dice que el presidente
se había sensibilizado mucho ante esta situación, y que iba
a hacer todo lo posible para saber lo que había ocurrido, en esa
conversación el doctor Bluth se preguntó si los servicios
de seguridad de esa época no se confundieron con respecto a mi nuera.
Mi nuera es argentina, hija de español, y por eso esta denuncia
también está radicada ante el juez Garzón en España
Pero su apellido, García Irureta Goyena es evidentemente uruguayo.
Es hija de una Cassinelli, otro apellido muy conocido en Uruguay. El doctor
Bluth se preguntaba si no habría existido una confusión,
y añadió que el entonces mayor "Nino" Gavazzo, al que se
le echa mucha tierra e hizo cosas horribles, sin embargo ("y algo de eso
sé", dijo) tenía una especie de obsesión cuando iba
a la Argentina y operaba: exigía potestad o autoridad sobre los
uruguayos prisioneros en Orletti, y si bien participó de cosas horribles,
decía: "De los uruguayos me encargo yo". Y así, por decirlo
de algún modo, salvó algunas vidas. En esa conversación,
el doctor Bluth me preguntó si mi nuera era uruguaya, le reiteré
que no, y hasta ahí sabemos. No sabemos qué pasó después.
De modo que esa conversación terminó cuando me dijo,
después de transmitirme las manifestaciones del presidente: "No
deseo crearle expectativas, pero todo lo que podamos averiguar o no averiguar,
o lo poco que podamos averiguar, se lo comunicaré enseguida".
EC - Hay que entender que la carta abierta que usted decide publicar
ahora obedece al hecho de que no ha tenido ninguna respuesta de parte del
doctor Bluth. Incluso cuando usted le llamó el 14 de julio y le
dejó el mensaje tampoco tuvo contestación. ¿No dio
ninguna señal desde entonces?
JG - No; ninguna señal desde entonces. Ya ha transcurrido
un tiempo más que prudencial para que un jefe de Estado pueda realizar
una investigación que, por otro lado, es simple. No es tan complicada:
algunos de los protagonistas militares de esa época siguen ocupando
puestos conspicuos, como el asesor del general Amado, hoy coronel Jorge
Silva, entonces capitán... Perdón: me equivoqué: Jorge
Silveira, no Silva. Me confundí con uno de los apodos que tenía
Aníbal Gordon, que se hacía llamar "coronel Silva".
EC - Con este planteo público del tema, que viene a ocurrir
a tres semanas de las elecciones uruguayas, ¿no corre el riesgo
de cortar la posibilidad abierta a una indagatoria que llegara a desentrañar
el destino de su nuera y de su nieto?
JG - Debo decirle dos cosas. La primera, que pienso que este silencio
tan prolongado ya de algún modo había bloqueado la posibilidad
de tener información de la Presidencia de la República.
En segundo lugar, quiero aclarar algo: no me guío por calendarios
electorales. En los 23 años transcurridos desde aquellos hechos
hubo muchas elecciones en nuestros países, han pasado diferentes
gobiernos... El único calendario que me rige es el calendario del
dolor. Del dolor que tenemos los familiares de los desaparecidos, del deseo
de conocer la verdad de lo ocurrido.
El tema es que los familiares conocen una parte de la verdad, que
es la desaparición, la pérdida de sus seres queridos. La
otra parte de esta verdad la conocen los protagonistas de esa época.
Y el hecho de conservar el monopolio sobre ese saber, que impide terminar
el duelo a los familiares de los desaparecidos es prolongar la tortura,
como acaba de establecer el juez británico que recientemente dio
vía libre a la extradición de Pinochet. El silencio sobre
el crimen (como la carta señala) lo prolonga.
No creo que se sepa mucho acerca de qué angustias, preguntas,
dudas, padecen los familiares de los desaparecidos. Sé de una señora
en Argentina, una madre, que durante 15 años, todas las noches,
preparaba el plato de sopa caliente que su hijo solía tomar al volver
del trabajo. Hay madres y padres que no han cambiado de lugar un solo mueble,
ni un solo objeto, nada de la ropa, de la habitación de sus hijos,
porque siguen esperando.
Estas son angustias, pesos que desde hace años soportamos.
En mi caso en particular, deseo encontrar a mi nieta o nieto, que ya va
a tener 23 años, no para arrancarlo de su ámbito familiar,
donde creció, se desarrolló, probablemente es querido, sino
porque él tiene derecho a su historia, como mi hijo tiene derecho
a la suya, y como yo tengo derecho a la mía.
EC - Ayer, la producción de En Perspectiva realizó
gestiones ante el doctor Elías Bluth, procurando tener su punto
de vista en este mismo espacio, junto a esta entrevista con usted. La respuesta
fue que no va a realizar declaraciones (no sé si por ahora o definitivamente),
y por eso quiero preguntarle a usted si esta carta abierta ha tenido alguna
repercusión del lado del gobierno uruguayo. ¿Ha recibido
algún tipo de mensaje después de la carta?
JG - No; ninguna señal.
EC - ¿Qué se propone a partir de ahora, después
de haber dado este paso?
JG - Seguir investigando por todos los medios a mi alcance, desde
luego. Yo voy a cumplir 70 años; no creo que tenga mucho por delante.
Deseo encontrar a ese nieto o esa nieta para cumplir con el único
legado que me dejó mi hijo: encontrar al suyo.
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Transcripción y edición: Jorge García Ramón |